Han pasado cuatro años desde el levantamiento popular de octubre de 2019 en Chile.
En este tiempo, solo con la fuerza del pueblo será posible retomar la iniciativa estratégica, avanzando en sus tres aspectos centrales: Programa, Organización y Estrategia.
Solo de esta manera podremos encontrar una solución popular a la actual crisis del sistema de dominación y llevar a cabo la transición desde la protesta hasta una revuelta y finalmente hacia una rebelión de masas, con el objetivo de construir una alternativa de poder.
La profunda crisis que afecta al modelo de dominación capitalista en Chile no ha sido resuelta y sigue siendo relevante.
Este modelo de dominación, impuesto durante la Dictadura cívico-militar a partir de 1973 y profundizado por las administraciones civiles desde 1990, comenzó a ser fuertemente desafiado por los sectores populares a partir del año 2006, dando origen a una serie de movilizaciones que involucraron a trabajadores, comunidades indígenas, estudiantes, y diversos sectores explotados y excluidos de la sociedad chilena.
El punto más alto de esta movilización se alcanzó en la revuelta popular que comenzó el 7 de octubre de 2019 y se extendió por todo Chile el 18 de octubre del mismo año.
Durante este levante, los trabajadores, estudiantes y pobladores tomaron las calles, marcharon, se enfrentaron a las fuerzas represivas del Estado y desafiaron al sistema de dominación.
Sin embargo, la burguesía y los actores del sistema político rápidamente buscaron acuerdos para mantener su control.
Un acuerdo firmado el 15 de noviembre de 2019 trazó un camino para realizar ajustes institucionales que permitieran la continuidad del sistema.
Este acuerdo llevó a la realización del plebiscito de octubre de 2020 y a las elecciones de convencionales en mayo de 2021, así como a la instalación de la Convención Constitucional en julio de 2021. Estos pasos no han sido definidos por los sectores populares, sino por las élites de poder que fueron las que impusieron el gobierno Boric bajo el disfraz de la vuelta del “allendismo”, para mantener y aún aumentar las medidas que la derecha venía imponiendo en los gobiernos de la Concertación y en los suyos propios.
Transformando la Demanda Social en Programa Político
Para recuperar la iniciativa estratégica, es fundamental transformar las demandas sociales en un programa político para los sectores populares.
Esto implica definir qué tipo de economía, sociedad y régimen político los trabajadores y los pueblos de Chile precisan construir. Aunque se avanzó en asambleas territoriales y gremiales, es necesario sistematizar estos avances en una plataforma compartida.
Desarrollo de la Organización Popular
La organización popular de base avanzó en asambleas y cabildos, donde se discutían temas y desafíos para el campo popular.
Sin embargo, es importante proyectarse desde los territorios hacia ámbitos de articulación más amplios y transversales.
La coordinación es crucial para socializar el programa común y definir una estrategia de movilización compartida.
La Autodefensa como Elemento Estratégico
La autodefensa de masas ha sido esencial en la protesta popular para combatir la represión, defender a los presos políticos y brindar asistencia médica a las víctimas de la violencia policial. Sin embargo, se observó una tendencia a la ritualización de la violencia, lo que la despojó de su carácter político e instrumental.
Es necesario avanzar desde la autodefensa de masas, que implica también incluir a los piqueteros de importantes huelgas, hacia una lucha miliciana y, finalmente, hacia un accionar insurgente de masas. También es importante neutralizar de manera efectiva a la represión, ya que su imposición suele resultar en la desmovilización.
Recuperar la Iniciativa Estratégica
Recuperar la iniciativa estratégica requiere cualificar y desarrollar la fuerza del pueblo. Avanzar en Programa, Organización y Estrategia es esencial para encontrar una solución popular a la crisis actual y transformar la protesta en revuelta, la revuelta en rebelión y, finalmente, hacia una alternativa de poder.
En este momento, donde de nuevo predomina la sensación de que todo seguirá igual, la derrota que los palestinos le impusieron a una de las fuerzas militares y políticas más formidables sacudió a todo el Planeta.
La inevitable derrota del referendo de Diciembre no sólo significa la destrucción del gobierno Boric y su total secuestro por la derecha reaccionaria.
Es necesario ver lo que vendrá en el 2024.
Es necesario ver que la mayor crisis capitalista mundial de todos los tiempos aumentará su impacto en Chile y en todo el patio trasero de los Estados Unidos, América Latina.
El aumento de la crisis inevitablemente pondrá a las masas y a los trabajadores en movimiento nuevamente.
Los trabajadores cumplen un papel central a partir de sus locales de producción, principalmente en los sectores relacionados con el cobre, el litio y los puertos.
Durante la Revuelta Popular de 2019 la producción siguió funcionando, lo que le dio tiempo al sistema a ganar por cansancio.
Ahora hay que levantar en alto la necesidad de parar la producción y aumentar la solidaridad con los hermanos latinoamericanos y las naciones originarias como condición fundamental para vencer.