Boluarte Extiende Estado de Emergencia en Puno

En Puno, Perú, la militarización se extiende, generando tensiones. La usurpadora Dina Boluarte prolonga el estado de emergencia en la región para colaborar con las fuerzas armadas y "mantener orden interno". Sin embargo, esta medida apunta a contener las protestas en el Sur y detener la creciente lucha de clases liderada por campesinos y pueblos originarios.

El Gobierno de la presidenta designada, Dina Boluarte, ha extendido el estado de emergencia en la Región de Puno, Perú, por 30 días más.

  • Durante este período, las Fuerzas Armadas colaborarán con la Policía Nacional para supuestamente, mantener el orden interno. Lo que en realidad es la militarización de la zona para contener las movilizaciones en el Sur y detener el avance de la lucha de los trabajadores y las masas en Perú, que en este momento está siendo empujada por el sector de campesinos, ronderos y pueblos originarios, en su mayoría de la Región Sur del país.
  • Según un decreto firmado por Boluarte y ministros, se deberán mantener las restricciones en derechos constitucionales como la inviolabilidad del domicilio, la libertad de tránsito, la reunión, y la libertad y seguridad personales.
  • Se supone que la intervención de la Policía y las fuerzas armadas deberá cumplir con las regulaciones sobre el uso de la fuerza y el “Protocolo de actuación conjunta del Estado para la articulación de servicios en contextos de detención, retención e intervención policial a mujeres y personas en condición de vulnerabilidad”.
  • En mayo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó la violencia policial en Perú durante protestas y denunció “ejecuciones extrajudiciales” en la región Ayacucho.
  • Puno ha estado en estado de emergencia desde el inicio del año debido a protestas contra Boluarte y el Congreso.
  • Las manifestaciones y bloqueos de carreteras en enero y febrero resultaron en varias muertes en Juliaca.

Los puntos anteriores arrojan luz sobre porqué la continuación del estado de excepción en la región Puno adquiere sesgos tan represivos. Estos puntos proporcionan contexto esencial para comprender la relevancia de esta medida.

En contraposición a las afirmaciones de que supuestamente ciertos grupos subversivos son los que están generando problemas de seguridad en la zona, que son la base de la argumentación de la militarizando la zona para mantener el control interno, se destaca el hecho de que los asesinatos y fallecimientos fueron perpetradas por las propias fuerzas encargadas de la seguridad ciudadana, es decir, por el propio Estado Peruano.

Esta discrepancia entre las justificaciones esgrimidas y los hechos reales subraya la preocupación en torno a la gestión de la seguridad, queda clara la aplicación de esta medida para continuar callando la voz de los pueblos en lucha.

En este momento, de aumento de la represión, de presencia militar de los EUA en bases en el sur del país, y en especial, del aumento de la deslegitimación de los gobiernos de América Latina en deterioro de las condiciones de vida y del margen de acción de estos para darle migajas al pueblo en pro de “más tiempo de vida”, la situación se vuelve cada vez más tensa.

Aunque el incremento de la tensión trae consigo elementos contrarrevolucionarios como escuadrones de la muerte, ejecuciones por parte del Estado, infiltración de protestas o “ternas”, y un incremento en la represión política, también impulsa lo opuesto: el aumento de la organización de clase para la autodefensa, la pérdida de confianza en resolver los problemas a través de las instituciones, una creciente tensión entre clases sociales, mayores presiones del capitalismo y especialmente, del imperialismo norteamericano.

Este último punto es crítico ya que el imperialismo norteamericano, que representa la degeneración, explotación y la imposición del capitalismo a cualquier costo en nuestros territorios, está cada vez más debilitado. Para poder continuar con su conflicto en Ucrania (que en realidad es una lucha por la reconfiguración del mercado global junto a China y en menor medida con Rusia), necesita mantener control sobre su “patio trasero” (América Latina).

Esta “disminución de enfoque”, junto con los levantamientos nacionalistas en África que amenazan directamente al Imperialismo norteamericano, y de forma secundaria a través de sus aliados europeos, lo debilita.

Sin olvidar que además de todos estos problemas, el capital enfrenta uno central: su incapacidad para resolver su crisis sistémica, lo cual inevitablemente generará más inestabilidad, levantamientos populares y revoluciones en todo el mundo.

Si este no es el momento más propicio en los últimos 60 años, es porque no se está evaluando la situación de manera adecuada. Cada aspecto negativo tiene un matiz positivo, y en este caso, el declive de la democracia abre la puerta para construir un nuevo sistema que supere las principales contradicciones del capital a partir de sus propios elementos más desarrollados .

Es el momento tan esperado, es hora de avanzar en la construcción de una sociedad por y para los trabajadores, campesinos y explotados, de reorganizarse internacionalmente en contra de los ataques imperialistas y capitalistas. Es hora de mirar hacia un futuro brillante, sin explotación del ser humano por el ser humano.