Por: Miguel Silva
Casi siempre cuando conversamos del mundo sindical, contamos cuentos de horror. Que tenemos nueve mil sindicatos activos en el sector privado (y dos mil en el sector público) pero solamente el 13% de los ocho millones de trabajadores tienen cobertura sindical.
O que la mitad de los sindicatos tienen menos que 40 socios. Y que la mitad de los trabajadores ganan menos que 460 mil pesos líquidos
¡Difícil la situación!Pero igual, la situación no es tan catastrófica, porque la mitad de los sindicatos tienen una vida de menos que 10 años. Es decir la mitad de los sindicatos han sido formados en la última década.
Hay nuevas generaciones de trabajadores que han aprendido algo del sindicalismo, entonces.
Sin embargo, el terreno en que negocian los sindicatos son muy favorables a los capitalistas.
La realidad es que, las empresas están fragmentadas todavía por sus multi-rut, que hay muchas divisiones entre trabajadores de planta y los subcontratados, y sobretodo, que se negocia dentro de la empresa y no a nivel rama.
Y este último tema es tan importante, que parece que es difícil integrar a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras a los sindicatos sin negociar a nivel nacional o por rama.
Transformar la base de las negociaciones a nivel sectorial sería el comienzo de un mundo sindical más poderoso.
¿Pero cómo lograr ese nivel de negociación, mientras las conversaciones entre los patrones, las centrales sindicales y el gobierno se hacen entre cuatro paredes?
Hemos sido marginados de la elaboración de nuevas reglas sobre las negociaciones.Primero, hay que describir cómo podría funcionar un nuevo sistema…
Primero, hay negociaciones nacionales o por rama, donde se fijan los sueldos mínimos y otras condiciones de trabajo para toda la rama o sector. Luego, hay negociaciones por empresa del sector donde se fijan condiciones y sueldos locales.
Por ende, los que no tienen la fuerza para negociar localmente, están cubiertos por el acuerdo ramal o por sector, y los trabajadores con más fuerza pueden negociar sueldos más altos que el piso.Bien hecho, dices tú, ¿pero quién va a imponer ese nuevo sistema a los patrones si no quieren aceptarlo?
¿Va a ser el gobierno, una comisión tripartita burócrata…?
Creo que la respuesta es otra… Creo que el tema es cómo los trabajadores actualmente organizados pueden comenzar a integrar a otros bajo su alero de negociaciones, En otras palabras, ¿cómo los trabajadores más fuertes pueden ayudar a otros y otras trabajadores a sentirse parte de sindicalismo fuerte?.
Esa obra exige una organización «política» de dirigentes de base que sienten en sus huesos y corazones la necesidad de «salir afuera».
Claro, ese tipo de organización solidaria es el pan de cada día entre los patrones cuando fortalecen sus organizaciones gremiales ramales o sectoriales.
Para ellos, es algo «natural», entonces, para nosotros… ¿por qué no?En fin, los dirigentes base deben «salir afuera», comenzar a formar negociación por rama «de hecho» y transmitir que el sindicalismo tiene que ser democrático, con Asambleas, discusiones y respeto a los socios.