A los 531 años del inicio de la colonización de América por Europa, y en contexto de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos y de los 200 años de la Doctrina Monroe, reforzamos el llamado a fortalecer la solidaridad con los pueblos oprimidos contra el avance de los agresivos ataques del imperialismo y de sus serviciales locales.
En América Latina, hoy los trabajadores y los pueblos oprimidos del Perú salen a las calles en una multitudinaria manifestación para exigir el fin del gobierno genocida de Dina Boluarte, el fin del Congreso corrupto y vende-patrias, la libertad de todos los presos políticos, incluso del presidente Pedro Castillo, la retirada de las tropas norteamericanas del país y la convocación de una Asamblea Constituyente por y para el pueblo, que le ponga un punto final al estado policial impuesto por el fujimorismo en 1992 y, fundamentalmente, donde no haya más lugar para los explotadores.
Todos los trabajadores y los pueblos latinoamericanos sufrimos el aumento de la rapiña aplicada por las potencias imperialistas, en primer lugar por los Estados Unidos, que buscan salvarse de su crisis llevando el mundo a una guerra apocalíptica, como salida para su crisis. Con ese objetivo, buscan mantener pacificada en la punta de las bayonetas a su patio trasero histórico, que representa su retaguardia estratégica.
La opresión conduce inevitablemente a las revueltas populares y a las revoluciones en contra del imperialismo y de la explotación capitalista.
El heroico pueblo palestino le aplicó un duro golpe a los sionistas israelíes, que son el arma del imperialismo apuntada en contra de la cabeza de los pueblos del Oriente Medio.
El haber mantenido a Gaza como una cárcel a cielo abierto durante 16 años, con dos millones y medio de rehenes, haber atacado los sitios sagrados en Jerusalén y buscar implantar la política sionista del Gran Israel por la fuerza militar exterminando a todo un pueblo, es lo que llevó a la situación explosiva.
Y la situación en todo el mundo está cada día más explosiva.
Los trabajadores y los pueblos oprimidos de los países neocoloniales y los trabajadores de los países imperialistas deben unirse para terminar con la opresión y abrir un nuevo capítulo en la historia de la Humanidad.